Todo estaba preparado. Tenía el pasaporte listo, la mochila lista para llevar y un vuelo reservado que había costado meses de esfuerzo. Las redes sociales ya mostraban la cuenta regresiva. Te ibas. Al fin. Pero en medio de tanto entusiasmo, había un detalle que no se estaba prestando atención: el seguro. Ese requisito fantasma, que muchos estudiantes y viajeros ignoran, olvidan o simplemente pasan por alto. En tiempos “normales” un seguro de viaje era una medida preventiva. En estos tiempos post COVID, se convirtió en una línea divisoria entre el orden y el descontrol.
En cuanto aterrizó, Valeria, una estudiante de intercambio, comenzó a experimentar fiebre. Al principio pensó que era solo el cambio de temperatura. Después vino la tos. Luego la debilidad. Un test rápido confirmaba sus sospechas. El verdadero problema no era el virus: era su póliza. Su seguro de último minuto que había comprado por cumplir, no le cubría COVID. Esto lo supo a posteriori mientras esperaba sin compañía, con miedo, y con una factura de 1200 euros. Así fue como pasó su primer día en el país.
No es necesario profundizar más en el tema. Tan solo cambie la cantidad, el nombre y el lugar y tendrá historias similares. La moraleja se repite en todas: un seguro sirve solo si sabemos la cobertura. La mayoría de las personas no entienden lo que realmente el seguro ofrece y por tanto no están protegidos, y mucho menos, en la pandemia de la COVID-19.
Cuando la juventud no es suficiente
Muchos piensan que no tienen riesgo alguno si no han llegado a los 30 años de edad. Al menos no un virus. Puede que así sea. No obstante, la salud no es el único problema. Ya que, en cualquier caso, hay gastos adicionales, cambios de itinerario, trasladarse a otra ciudad, y aísles por infecciones. Todo esto, sin considerar si necesita algún tipo de ayuda médica. Hay costos que, no me dejarás mentir, pueden arruinar tus cuentas. Hay gastos sobre: hospedaje adicional, alimentación, estudios médicos, y hasta vuelos de regreso anticipado.
Juan hizo un viaje a España y adquirió un seguro de viaje básico. No incluía cuarentena. Cuando dio positivo al COVID-19 tuvo que quedarse 10 días más en el país. Tuvo que pagar hospedaje, alimentación, test PCR y hasta un cambio de boleto con nueva fecha. En total, casi 900 euros de pérdida solo. Todo por no revisar la póliza completa. Me comentó que “pensé que ‘cobertura COVID’ era automático”. Y no, no lo era.
Por esa razón, ser joven y viajar, no es una garantía. Solo se puede ver como un punto de partida. La verdadera protección radica en el cuidado, en los detalles, preguntar, comparar y elegir sabiamente.
Lo que cambió con la pandemia
Antes de que comenzara el 2020, el viajar no conllevaba pensar en virus. Eran comunes seguros para viajes que cubrieran accidentes menores, cancelaciones, o incluso pérdidas de equipaje. A partir de 2020, la pandemia obligó a aerolíneas y a gobiernos a implementar nuevos requisitos para seguros o pólizas. Algunos países ni siquiera dan visados sin pólizas que incluyan asistencia médica COVID. Algunas aerolíneas simplemente te bloquean el embarque sin un seguro médico. Algunos hoteles simplemente exigen mostrar el seguro al hacer check-in.
Esto es de vital importancia porque muchos países tienen sistemas de salud restringidos a extranjeros que no posean un seguro. Si te enfermas sin cobertura, la atención médica será totalmente denegada o facturada sin apoyo financiero. Recibir servicios médicos sin seguro, es un servicio completo que se paga sin descuentos ni excepción.
Esto se traduce a la compra de un seguro de viaje que no tiene opción a ser prescindido, pero la búsqueda de un precio accesible es posible.
Que sea barato no significa que sea malo
Hay personas que creen erróneamente que un seguro más barato siempre tendrá una cobertura deficiente. Aunque eso no es completamente cierto. Sí es cierto que muchos seguros de costos bajos eliminan detalles que a la vista parecen invisibles hasta que realmente los necesitas. Por esa razón, la idea no es gastar más, sino gastar de manera adecuada. Lo económico funciona, pero solo cuando incluye lo necesario.
Es posible encontrar pólizas económicas que incluyan la cobertura COVID. Algunas compañías se han puesto al día y han creado planes económicos para viajeros jóvenes, estudiantes o mochileros. La clave es saber qué es lo que se está adquiriendo. Leer el contrato es vital. Preguntar si incluye PCR, aislamiento obligatorio, cancelación por contagio antes del viaje, y lo más importante, hospitalización en el destino.
Mientras viajaba a Italia, Julieta, una viajera argentina, compartió conmigo que compró su seguro de viaje por menos de $200 por un período de tres meses. Su póliza incluía atención médica ilimitada para COVID, renovación automática en caso de infección durante el viaje, y una red hospitalaria en múltiples ciudades. No era un tipo de promoción mágica; fue el resultado de una comparación minuciosa y preguntas persistentes hasta que todo tuvo sentido. Ella afirmó: “No quería la opción más barata. Quería algo que funcionara si me enfermará.” Y eso es exactamente lo que consiguió.
El idioma también es parte de la cobertura
Muchos seguros económicos no incluyen asistencia en tu propio idioma. En algunos casos simples, esto puede que no tenga mucha importancia. Pero, si se trata de una emergencia, situaciones en las que te sientes mal y no puedes explicar lo que sientes en otro idioma, entonces se convierte en un problema real. Imagínate que tu cobertura solo ofrece soporte en inglés y francés, y tú piensas en español. Hay un muro invisible que complicaría los trámites.
Atención en tu idioma no es un lujo, es una herramienta. No estás pagando por amabilidad, sino por comprensión. Una enfermera que te entiende y guía sin confusiones hace que el estrés baje. Y un médico que puede explicarte el tratamiento sin traducciones innecesarias, vale el doble.
Es mejor optar siempre por un seguro con soporte en tu idioma, porque esa diferencia, aunque parezca pequeña, en el momento justo hace toda la diferencia.
¿Cómo saber si el COVID está realmente cubierto?
Muchos seguros de salud mencionan ‘incluye COVID’, pero su significado puede ser confuso. Algunas pólizas cubren la enfermedad únicamente en su etapa más severa. Otras solo si hay hospitalización y hay algunas que solo brindan asistencia si no se presentan síntomas. Otras más, solo si hay vacunación. Así que la única manera de estar seguro es con la famosa “letra chica”, que se trata de los términos y condiciones.
Recuerda entender qué significa “cobertura COVID.” Pregunta las siguientes cuestiones: ¿Pagan por el aislamiento? ¿Y el cambio de vuelo? ¿Cubren el PCR si lo solicitan en el país? ¿Si tengo que quedarme unos días más por cuarentena, me pagan? ¿Y en el caso de síntomas, solo si son graves, me cubren?
La empresa tiene que darte una respuesta clara sobre todos los puntos. Si la respuesta no es clara, busca otra. El seguro que vale es el que responde antes de pagar.
El costo oculto de la improvisación
Por una beca corta, Daniel viajó a México. Con el objetivo de ahorrar, no compró seguro. “Solo son dos semanas”, se decía. Pero prueba superando, no pudo. La aerolínea no lo dejaba embarcar porque tenía que cumplir con un período de cuarentena de cinco días. Lo obligaron a pagar hospedaje, alimentación, un nuevo vuelo y una nueva prueba. Todo le costó el doble del pasaje original. “Si hubiera gastado 50 dólares en un seguro con cobertura COVID, todo habría estado cubierto”, me confesó por mensaje.
Su historia es un claro ejemplo de cómo el ahorro rápido se traduce en gasto superfluo. Por esta razón, un seguro económico con cobertura COVID no puede ser considerado un gasto innecesario. Es una herramienta indispensable para proteger su viaje de contratiempos.
El virus en sí no es el problema, sino estar sin un respaldo en un país que no conoces. En este caso, la seguridad de la persona no depende de su edad, religión e incluso su suerte. Depende de la planificación que lleve a cabo previamente al viajar.
¿Qué hacer antes de contratar?
Piensa en tu viaje como una película, con sus respectivos actos. El comienzo, los vuelos, la logística, la interacción, las clases, el ocio y también los imprevistos. Ahora, imagínate cómo manejarías esas situaciones si uno de esos momentos hay un contagio imprevisto. ¿Sabes cómo responder? ¿Sabes a quién llamar?
Antes de pagar acompaña a la póliza, si ellos tienen reclamos, si hay dudas, lleva. Y si no hay respuestas, simplemente no pagues. En caso de recibir el contrato y no entender, exige una explicación. No tengas miedo a sonar exigente. Aquí, te cuidas tú, al igual que tu dinero y mentalidad. Te debería brindar confianza que hable claro, brindar pruebas de su cobertura y demostrar que pese a un bajo costo, estás protegido.
Así como hay personas que buscan primero el precio, en primer lugar no busques el más barato. Busca el más claro. Esa es la clave para elegir bien, sin perder la eficacia que el viaje pueda aportar.
Ya tengo seguro, ¿cómo saber si estoy cubierto?
Tal vez ya compraste un seguro. Quizás lo adquiriste por agencia, por recomendación de algún conocido, o por cumplir un requisito para visa. No importa cómo, lo relevante es saber si te es útil. Abre la póliza. Busca las palabras “COVID” o “pandemia”. Lee los apartados de exclusiones. Verifica si mencionan test, aislamiento, cancelación de viaje, atención médica, o hasta repatriación de restos. Si no lo encuentras, consulta.
Si te dicen que no está cubierto o hay restricciones que no tenías idea, todavía puedes cancelarlo y buscar otro. Algunas compañías ofrecen reembolsos si no se ha viajado. Otras permiten modificaciones de planes. Y si no puedes, al menos estarás informado. Planea con más cuidado saber lo que no cubre tu seguro.
Protegerse e informarse son dos caras de la misma moneda. Todo lo relacionado a seguros puede parecer abrumador, pero hay que recordar que el conocimiento evita riesgos.
Viajar informado es viajar libre
El mundo está reabierto. Se están moviendo fronteras, recibiendo estudiantes en universidades e incluso reactivando programas de intercambio. Aún con todo el movimiento que hay, la pandemia dejó huellas y la más notoria es la necesidad de contar con un seguro real, accesible y con cobertura revisada.
Hoy, más que nunca, viajar sin seguro es un riesgo. Es una responsabilidad. No porque seas débil, sino porque eres consciente de las consecuencias. Y no te preocupes. No estás solo. Hay opciones. Hay empresas serias. Hay planes asequibles que no escatiman en cobertura crítica. Todo lo que necesitas hacer es encontrarlos con el mismo ímpetu que usas al empacar tus maletas o seleccionar tu próximo destino.
Un plan de seguro asequible con cobertura COVID no te limita. Te libera. Te permite caminar con confianza sabiendo que si algo sale mal, no estarás solo, atrapado o endeudado.
My Opinion
He escuchado tantas historias. Algunas tienen un final feliz. Otras terminan con tristeza, facturas altas y arrepentimientos. Y todas tienen algo en común: las decisiones tomadas antes de viajar difieren de persona a persona.
Así que, para ti, queridos lectores, verdaderos viajeros, verdaderos soñadores: tómate tu tiempo y elige con cuidado. No compres un seguro solo para marcar una casilla. Cómpralo para protegerte. Para que puedas vagar sin miedo. Para poder saborear cada momento sabiendo que si algo sucede, hay un plan en marcha.
No es una sugerencia vacía. Es una verdad que aprendí después de escuchar a aquellos que han vivido esta experiencia. Y si tienes dudas, puedes enviarme un mensaje. Estoy aquí para guiarte, sin ninguna agenda, solo para que tomes la decisión correcta.