La histerectomía, como se le llama al procedimiento quirúrgico de retirar la matriz o útero, es una operación que puede cambiar de manera importante la vida de una mujer. No solo se trata de un cambio físico, sino también de una transformación emocional y, en muchos casos, psicológica. Aunque los motivos que llevan a una histerectomía son muy variados —fibromas, endometriosis, sangrados abundantes, cáncer u otras condiciones médicas—, el impacto posterior suele tener puntos en común entre quienes lo experimentan.
Para entender qué sucede después de una histerectomía, es importante hablar no solo de los efectos médicos, sino también de cómo esta cirugía puede modificar la manera en que una mujer percibe su cuerpo, su salud y hasta su identidad. A fin de cuentas, la matriz no es únicamente un órgano reproductor, también está vinculada a procesos hormonales, sexuales y emocionales que influyen en el día a día.
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Cambios físicos inmediatos
Después de la cirugía, el cuerpo necesita un tiempo de recuperación. Los primeros días suelen venir acompañados de dolor abdominal, cansancio y cierta dificultad para moverse. Esto es completamente normal, pues el organismo ha pasado por un procedimiento mayor y requiere paciencia para volver a funcionar con normalidad. En general, el reposo, la buena alimentación y el cuidado médico ayudan a que la recuperación se dé de manera más fluida.
Es común experimentar cambios en la digestión, inflamación del vientre e incluso molestias al orinar. Estos síntomas suelen mejorar con el paso de las semanas, aunque cada mujer tiene su propio ritmo de recuperación. Lo más importante es no forzar al cuerpo y respetar el proceso.
La menstruación desaparece
Uno de los cambios más evidentes es la ausencia de la menstruación. Al retirar el útero, se elimina por completo la posibilidad de tener periodos menstruales, lo cual para algunas mujeres puede ser un alivio, especialmente si antes lidiaban con sangrados abundantes o dolorosos. Sin embargo, para otras, este cambio puede venir acompañado de un sentimiento de pérdida o de una etapa que se cierra.
Es importante aclarar que, aunque ya no haya menstruación, la mujer no entra necesariamente en la menopausia a menos que también le retiren los ovarios. Si los ovarios permanecen, el cuerpo sigue produciendo hormonas y los cambios hormonales no son tan bruscos.
Posibilidad de menopausia temprana
Cuando la histerectomía incluye la extracción de los ovarios (lo que se llama histerectomía con salpingooforectomía), la mujer entra en lo que se conoce como menopausia quirúrgica. Esto significa que de manera repentina el cuerpo deja de producir estrógenos y progesterona, hormonas claves para la salud ósea, cardiovascular y sexual. Los sofocos, la sudoración nocturna, los cambios de humor y la sequedad vaginal pueden aparecer de inmediato, lo que suele ser un reto para adaptarse.
En estos casos, el médico puede recomendar terapias de reemplazo hormonal para ayudar a sobrellevar los síntomas y proteger la salud a largo plazo.
Impacto en la vida sexual
La vida sexual después de una histerectomía es un tema que genera muchas dudas y temores. Algunas mujeres notan una mejora porque ya no tienen dolor ni sangrado durante las relaciones, mientras que otras sienten una disminución en el deseo o cambios en la lubricación vaginal. Todo depende de factores como la edad, si se retiraron o no los ovarios y el estado emocional de la paciente.
También es cierto que, en ocasiones, la cicatrización y la recuperación pueden generar incomodidad al principio, pero con el tiempo y con una comunicación abierta con la pareja, muchas mujeres logran retomar su vida sexual de manera plena y satisfactoria.
Aspectos emocionales y psicológicos
No se puede hablar de la histerectomía sin mencionar el impacto emocional. Para algunas mujeres, el útero representa la maternidad, la feminidad o incluso una parte central de su identidad. Perderlo puede generar sentimientos de tristeza, vacío o depresión. Por eso, contar con apoyo psicológico y con la comprensión de la familia es clave en este proceso de adaptación.
Otras mujeres, en cambio, sienten un gran alivio al liberarse de dolores intensos, sangrados o enfermedades que afectaban su calidad de vida. En estos casos, la cirugía marca el inicio de una etapa más tranquila y con mayor bienestar.
Salud general a largo plazo
A largo plazo, una mujer que ha pasado por una histerectomía puede llevar una vida completamente normal. Puede trabajar, hacer ejercicio, disfrutar de su vida sexual y envejecer con buena salud. Sin embargo, es importante no descuidar la salud ósea y cardiovascular, sobre todo si se entró en menopausia temprana. La alimentación balanceada, la actividad física regular y las revisiones médicas periódicas se vuelven aún más importantes.
Relación con la fertilidad
Uno de los puntos más delicados es la imposibilidad de quedar embarazada después de la cirugía. Esto puede ser devastador para mujeres que aún tenían planes de ser madres. Aunque existen opciones como la maternidad subrogada o la adopción, el proceso emocional que acompaña a la pérdida de la fertilidad es profundo y merece acompañamiento.
Consejos para afrontar el cambio
La clave después de una histerectomía es entender que cada mujer vive el proceso de forma única. No hay una sola manera de sentir o reaccionar. Algunas recomendaciones que pueden ayudar son:
- Hablar abiertamente con el médico sobre dudas y temores.
- Buscar apoyo en grupos de mujeres que han pasado por lo mismo.
- No descuidar la salud mental y, si es necesario, acudir a terapia.
- Mantener hábitos de vida saludables que fortalezcan el organismo.
- Darle tiempo al cuerpo y no compararse con otras experiencias.
Un nuevo comienzo
Lejos de ser solo una pérdida, muchas mujeres descubren que la histerectomía puede ser un punto de partida para una nueva etapa más libre de dolores y complicaciones. Con el cuidado adecuado, este procedimiento no tiene por qué significar una vida limitada, sino más bien una oportunidad de mejorar la calidad de vida y reencontrarse con el propio cuerpo.